La regeneración empieza por unx mismx
Comentarios antes de empezar:
(Esta sección es una especie de prólogo para dar contexto. No es una parte indispensable del mismo.)
La fecha que marca el inicio de escritura de este texto es 16 de septiembre del 2022. Nueve meses han permanecido estos párrafos como piezas de rompecabezas que necesitaban combinarse con varios cuidados. Pero la idea de la regeneración personal estaba ahí desde hace varios años. De hecho desde 2015 uno de los slogans del blog era “la sustentabilidad comienza por uno mismo” que poco tiempo después, gracias a las conversaciones y enseñanzas de mi buen amigo, Chris Christou mutó a “la regeneración comienza por uno mismo”. Chris me introdujo más profundamente al pensamiento regenerativo al compartir diferentes ideas sobre las emociones, asociadas a las ideas de interculturalidad, turismo crítico y acción comunitaria. Varios años después, a finales del 2020, cuando esta organización iba tomando forma formal, pedí consejos organizacionales a Lou Bank, amigo y apoyo para algunas iniciativas de Expresiones. Recuerdo que él me hacía hincapié en la necesidad de trazar un propósito claro al que todos nos pudiéramos sumar con ansias de seguir promoviendo y trabajando acciones de sustentabilidad o regeneración. Después de esa conversación concluí que lo que más sentido tenía para mí es que para poder promover estas ideas, la regeneración debía empezar por mí de una forma muy radical. Así que la idea de este ensayo vino a mi cabeza. Ahora, entré a una maestría y después de un seminario completo de pensamiento regenerativo sigo construyendo este pensamiento sobre transformación continua.
Este ensayo cobra mucho más sentido por el momento que estoy viviendo mientras lo finalizó. En menos de dos semanas han habido dos despidos laborales en mi vida que desestabilizan mis raíces y cuestionan esos fundamentos. Por la forma en la que diversos acontecimientos de nuestra vida se presentan, a veces dan ganas de aplicar las mismas conductas que nos afectan a nosotros: evadir, mostrarnos opacos, hablar a espaldas, hacer argumentos que solo nos favorecen a nosotros. Este ensayo es una forma de terapia a manera de sanación filosófica. La única forma de escribir es desde dentro.
Nos sentimos merecedores de hacer algo mejor por el ambiente y por los demás, pero como han escrito los tecno escritores con cada nueva solución o tecnología, surge una red de desventajas insondables.
Esta fotografía la tomó Ismael Jiménez “Mosco” en una de las sesiones de aula verde en la UMA donde trabajábamos la presencia. Mis reflexiones después de ver la foto fueron estas que publiqué en mi cuenta de Instagram: “Este es un engaño: meditar en el bosquecito es fácil o en un hotel ecológico/sustentable/regenerativo/chido/hippie de Tulum o Puerto Escondido. Lo retador es meditar dentro del enojo, la violencia, la ciudad, el problema. No por eso normalizarles, pero debemos de saber que la primera transformación comienza por uno mismo mismo.” Nuestra verdadera capacidad para la paz no se despliega dentro un lugar paradisíaco, más bien es probada cuando no estamos en ese lugar.
La regeneración
empieza por unx mismx
Las herramientas del amo
nunca desmantelarán la casa del amo
—Audre Lorde, escritora y poeta
No se puede enseñar libertad sin libertad
—Loli Hernández, trabajadora social
Sobrepensando la búsqueda de la regeneración
Seguramente tenemos un gen de carácter azul. Se adivina en las ganas por revivir la tranquilidad del pasado, su elegancia, su riqueza. Tal vez también se refleja en las ansias añiles de regresar al mar, al agua, el primer hogar de la vida. Una buena parte de nosotres nos identificamos con los personajes de Owen Wilson y Marion Cotillard en Medianoche en París, película en la que ambos protagonistas, hastiados del presente, añoran lo que para cada uno significa la vida de época. En el mismo rumbo, pero en un callejón más oscuro se encuentra la sensación de vivir en un tiempo catastrófico dónde nos mueve un deseo por rescatar el pasado. Ya en la primera mitad del siglo XX, Walter Benjamin nos dejó ver cómo uno de los comunes denominadores de cada sociedad a lo largo de la historia es sentirse en una crisis más exasperada que la anterior, mientras vivimos la época más excéntrica y explosiva de todas. Bajo este contexto, en la actualidad han surgido desde hace unos 70 u 80 años movimientos de regeneración, rescate, sustentabilidad y restauración ambiental.
El contexto global del presente requiere de una atención urgente. La única pista que permanece del significado etimológico de crisis es la noción de que nos encontramos en un momento "decisivo". Podemos decir que vivimos una crisis ambiental debido a que es un momento que nos urge elegir un rumbo distinto en función del impacto que tenemos en las diferentes capas de la geósfera. Hablamos de una crisis civilizatoria porque debemos decidir si caminamos hacia un futuro catastrófico ya imaginado con la organización humana que tenemos o hacia uno lleno de incertidumbres, pero rico, diverso y múltiple.
Por eso, en las crisis surgen movimientos ambientalistas, de género, obreres, campesines. Gente que opta por cambiar el rumbo en una bajada crítica. Son ciertas las atrocidades que nos señalan estos movimientos. Tenemos evidencia de la poca atención que demuestran quienes ostentan los mecanismos de estas opresiones. Como muchas y muchos pensadorxs, artistas, filósofxs han indicado, estas estructuras se fundamentan en una actitud de modernidad en la que la razón es el poder exclusivamente humano que nos separa de la naturaleza, nos permite conocerla objetivamente, por lo tanto, manipularla gracias a la ciencia y la técnica. Ante los peligros fabricados por la propia modernidad, Anthony Giddens y Ulrich Beck describen una sociedad del riesgo, es decir, el fenómeno en el que la sociedad se preocupa cada vez más por su futuro y su seguridad generando una noción de riesgo. El riesgo se erige conjuntamente con la modernidad. Si esto es cierto, ¿Acaso no las soluciones también se levantan con esta dinámica? Esto es exactamente lo que quiero confrontar.
El budismo explica este proceso con el concepto de pratītyasamutpāda, originación interdependiente, “con el surgimiento de esto, surge aquello”. Este concepto abarca nociones como condicionantes de existencia, cambio e interrelación. Entonces, podríamos decir que los modelos actuales de regeneración quieren mejorar nuestra sociedad con aquellas mismas cosas que necesitamos mejorar. En otras palabras, queremos deshacer las formas de sentipensar la modernidad, con las propias herramientas de la modernidad. A. Lorde lo escribió de forma diferente, concluyendo que es un hecho amenazante seguir definiendo los medios convencionales como los únicos que pueden soportarnos. En términos ambientales, nos seguimos considerando parte ajena a la naturaleza, generamos argumentos extremadamente poderosos sobre la mezquindad humana y la solución racional para combatirla. Intentamos pensar más y mejor, pero no cambiar nuestra mente ni nuestras emociones ni nuestra actitud. Frecuentemente escucho a ambientalistas y estudiados muy enfadados, siento que ellas y ellos presionarían un botón con tal de eliminar a las personas que lo presionarían primero. Eso me asusta.
Repensar la regeneración tiene maña porque no podemos hacer un cambio, sin embargo es posible ser diferentes. En sus charlas, Alan Watts dijo, “toda la gente sensible comienza en la vida con dos supuestos fundamentales: que no vas a cambiar al mundo y que no vas a mejorarte a ti mismo.” Pratītyasamutpāda presupone la interrelación en un mundo complejo que se encuentra de por sí en cambio perpetuo actuemos o no.
Queremos hacer mucho por el mundo sin entender nuestra propia subjetividad, sin entender la subjetividad de la crisis ni los beneficios y costos de las soluciones que se plantean. En la búsqueda por mejorar, no percibimos que otras agencias emergen. Tanta conciencia, de hecho, ha ocultado esta verdad: no sabemos cómo manipular el mundo bajo los principios que ya operan en él. Somos muy buenos para analizar las partes, pero no para sintetizar los enredos. Con el razonamiento se levanta la ignorancia, la ansiedad por el futuro y la culpa por el pasado.
En filosofía se dice que las ideas vienen acompañadas de actitudes. O sea que no solamente actuamos desde una lógica racional, sino de la forma en la que nos posicionamos frente a las ideas que aprendemos. En este contexto, ¿cómo podemos iniciar trabajos que caminen hacia la regeneración?
"El camino al infierno está hecho de buenas intenciones"
Se le atribuye a J.R. Oppenheimer, el creador de la bomba atómica, haber dicho, "es perfectamente obvio que el mundo está yendo al infierno, la única forma de impedir que suceda es no intentar prevenirlo". Todas o casi todas las guerras, enfrentamientos políticos, desplazamientos son iniciados y administrados por gente con muy buenas intenciones, creyendo que están haciendo lo moralmente correcto. Con base en estas intenciones se ha intentado civilizar, cristianizar, democratizar; brindar la paz, seguridad alimentaria, saneamiento y educación.
Citemos el caso del saneamiento: cualquier persona decorosa sabe que tener un baño dentro de su casa es indispensable. Es considerado de mal gusto un baño maloliente desde que ascendía la clase media en los albores de Londres industrial del s. XIX, sitio y momento de invención de ambas, saneamiento moderno y clase media. Por tales motivos ha sido considerado un derecho humano gozar de un baño de agua que acarree las deposiciones humanas fuera de nuestra vista. Debido a que no es poco común que plomeros desidiosos conduzcan estas aguas residuales hacia los ríos, podemos ver dónde empieza el problema de esta solución.
A estas alturas, puede ser útil tener esta regla del pulgar: si hay una idea, práctica o movimiento que todo el mundo predique, casi adore, la respuesta debería ser mantenerse tan suspicaz como sea posible. No por relativizar toda la vida y creer que todo es una construcción social, sino por el hecho de entender los enredos y los matices de las perspectivas diversas que se encuentran bajo esa ideología. Una taza para la mierda no es el problema, sino la actitud de indispensabilidad de este comportamiento. Una muestra de esta actitud son los eufemismos que utilizamos cotidianamente para referirnos a la acción de cagar y lo relacionado a esto: retrete/excusado o lugar para retraerse o excusarse, desecho o residuos sólidos para la mierda. Podemos claramente racionalizar a que se refieren y sin embargo preferimos opacar su significado.
El hecho es que nadie puede establecer qué es universalmente bueno. Los lugares, los tiempos y las personas son diversas, aún así nos empeñamos en resolver el mundo de la misma forma que aprendimos antes. En cada intento por componer una dinámica, otras consecuencias inesperadas suceden porque no sabemos leer ni escuchar a los seres humanos y no humanos, al paisaje o las múltiples potencialidades de cada uno. De esta forma, cualquier bienhechor es toda clase de creador de problemas. Esta universalización de principios también la conocemos como globalización que es en realidad una dinámica de estandarización de conceptos y actitudes que nos dejan con un mismo tipo de forma de viajar, educación, vestido, empleo, moneda, sabores y cualquier cosa que podamos imaginar. La magia, literalmente, de entender las ideas de otro pueblo son succionadas en un vacío global. Conección de ideas Nos hemos tragado la idea de que vivimos en países (estados nación modernos) sin entender la genealogía multiétnica que se ha suprimido con el fin de controlar mejor a esa población.
Pero no solamente tenemos sesgos culturales y sociales. También tenemos muchos sesgos biológicos, actuamos bajo las concesiones que nos permite nuestra fisiología. No vemos por debajo de la frecuencia infrarroja ni por arriba de la ultravioleta. Entonces, ¿cómo dirigimos nuestra intención, si no respondemos ante lo que pasa, sino ante nuestra percepción de lo que pasa? La existencia es tan ambigua que lo que parece bueno para ti no lo puede ser para mí, y a veces, sin preguntarte, puedo intentar cambiarlo.
Haciendo una conjetura, más o menos informada, imagino que estas palabras van a ser leídas en su mayoría por gente urbana, de clase media, con tendencias políticas liberales y democráticas. En esta demografía encuentro ampliamente creencias sobre derechos humanos universales, educación escolarizada para superarse, el trabajo formal como único medio digno de vida y junto con estas una serie de prácticas discriminatorias hacia quien no tiene esta actitud de vida. El otro día escuché: “a mí me gusta estar rodeado de personas creativas, de artistas, no me gusta salir con personas poco creativas.” Prejuicios como estos me despiertan y me pongo a imaginar: ¿qué nos estamos perdiendo entonces cuando evitamos a administradores o contadores insípidos? Quizá sumándolos más a los grupos creativos, entonces los artistas y creadores dejen de ser menos insensatos y se unan de una vez a la economía del valor de uso que requiere el sentir y actuar ecológico.
Con los valores liberales que nos brinda la educación contemporánea, además de las múltiples posibilidades para desarrollarnos también surgen los sentimientos de entitlement, palabra que no tiene traducción literal, pero puede entenderse como merecimiento de ir, hacer, conocer aquello que nuestro privilegio no nos limite. Contra esto Iván Illich respondió: “¡Al diablo con las buenas intenciones!” Cuando el sacrificio personal exuda autocomplacencia, es momento de pararnos y dejar de hacer. Sentir pacientemente. Después, permanecer quieto un rato más.
Regeneración desde unx mismx
“Si el tonto persistiera en su necedad, se volvería sabio”
—William Blake, Proverbios del Infierno en
El matrimonio del Cielo y el Infierno
Charles Bowden escribe las siguientes líneas en Desierto azul: “Cientos se mudan aquí cada año bajo el estandarte del ‘Nuevo Oeste’ o la también llamada Franja del Sol. Este es el lugar donde esperan escapar de sus pasados: el desempleo, el smog, ciudades mugrientas, el hacinamiento humano. No pueden lograr esto. En cambio, reproducen el mundo de donde vienen huyendo.” La respuesta no está en los astros ni en una cabaña en el bosque, la respuesta está dentro de nuestros enredos. Uno de mis guías espirituales, que de hecho viene a ser lo mismo que guía ecológico, Brad Lancaster, relata que su mentor de agua en Zimbabwe, el Sr. Phiri, lo regañó diciéndole que si él intentaba huir de sus problemas, entonces iría dejando estos problemas a donde quiera que se moviera, en cambio dando la vuelta a esos problemas, sería capaz de sembrar soluciones donde fuera que se encontrara. De esta forma, Lancaster ha logrado ver en una ciudad una orografía extraña que también puede ser utilizada para la regeneración de los ciclos biogeoquímicos. La ciudad no es el problema, es nuestra actitud ante ella.
Detrás del velo, ¿cómo se ve con claridad? No se puede, es imposible. Pero ese es el camino, la opacidad, la sombra, los entramados que tejen y dan contraste a la existencia. La oscuridad da forma. No sin un cierto tono de sarcasmo los Proverbios del Infierno de William Blake iluminan un camino disidente, pero necesario. Esto es un fundamento ecológico puesto que la existencia va más allá de las dualidades, lo bueno-malo, hacia la multiplicidad de historias. Como antecedente genealógico de Blake, una épica de regeneración personal es la de Dante que inicia su obra con las palabras célebres que dicen algo como “en el medio de mi vida, perdí el rumbo, la vía recta y me encontré en una selva oscura”. A lo cual Dante no huye, ni de la selva ni de las fieras, cuando está perdido baja al infierno para poder ascender a su paraíso. Se ve reflejado en cada pecado, los monstruos metafóricos del cristianismo, pero los afronta. Esta es una historia en la que el mal se integra en la función propia de la vida. Una persona íntegra no es necesariamente la que hace cosas buenas, una persona íntegra es una persona completa, una que ha reconciliado sus opuestos y sus sombras.
Por eso el cambio interno es el más difícil de trabajar: no queremos perdernos en la penumbra que puede, efectivamente, causar daño a nosotros y los demás. Sin embargo, por estas razones no podemos o no queremos entender la forma en la que el mundo es. Queremos cambiarlo por cómo nos afecta individualmente, cómo nos hace sentir. No pretendo negar las opresiones, pero tenemos que aprender a diferenciar que ser vulnerable no significa estar en peligro. Esto es lo que el pensamiento del psicoanálisis o el budismo pueden entender como la conciencia del yo. Cuando el ego controla nuestras acciones, nos rendimos víctimas del mundo, pero entonces sugiere Ramana Maharshi: “si tus pies duelen cuando caminas en las calles, puedes cubrirlo todo con alfombras o puedes usar un par de zapatos.”
Para indagar nuestras creencias, Yolanda Sealy-Ruiz maestra de la corriente de la interseccionalidad sugiere excavar profundamente, hacer una “arqueología del yo”. Esto significa buscar profunda y cuidadosamente en cómo los asuntos de clase, género, religión nos han conformado para que conociendo nuestra propia historia podamos estar abiertos a la historia de les demás. Estando lastimados, vamos a sangrar sobre los demás mientras intentamos ayudar. Por su lado, la académica y trabajadora social española Loli Hernández nos pone un alto y nos invita a la autorreflexión “Antes de empezar con metodologías participativas”. Desde la pedagogía de la liberación propone replantearse la forma de atender los problemas, de abordar de perspectiva sistémica y compleja el mundo para entender cómo estamos anidados en diferentes contextos que interactúan entre sí.
Estos cambios en el entendimiento pueden reconfigurar la aparente dualidad que existe entre nuestro yo interior (el ego) y el mundo. Es la transformación filosófica o reconocimiento de un yo que no se encuentra confinado en nuestro cuerpo, sino de un yo profundamente relacional en comunicación con las virtudes del exterior y la reflexión interior. Lo queramos o no nuestra relación con el ambiente se encuentra en harmonía. La mayoría de las funciones de nuestro cuerpo, del ambiente, las circunstancias de la vida pasan sin involucrar lo que nuestro ego cree que quiere.
Las ontologías —modos de concebir el mundo— de los pueblos de tradiciones enraizadas son una posibilidad para abordar cada una de nuestras ventanas para la regeneración personal como humildad, empatía, entusiasmo, sufrimiento, amor, entre otras. Estas formas de preconcebir el mundo están basadas en una actitud relacional, donde el humano no ocupa la tierra, cohabitan los territorios en los que van enlazando junto con los otros seres en un tejido de constante co-evolución. Ya no es trabajar-para, sino trabajar-junto-con, ponernos al servicio de un lugar para regenerarnos a nosotros mismos. Y si uno no deja que suceda por sí mismo, entonces uno termina frustrado, estresado, ansioso intentando hacer lo que irremediablemente, naturalmente sucederá. Dejar que suceda espontáneamente –perder el control–significa escuchar atentamente lo que los procesos ecológicos (incluyendo la humanidad) dicen, gesticulan o callan. Supone actuar sin actuar, sin rumbo fijo, volverse musicales, volverse un medio sin fin.
Referencias:
Acosta, A. (2019). Healing through the archeology of self with Dr. Yolanda Sealy-Ruiz (No. 1)[Audio podcast episode]. NYC Healing Collective. https://soundcloud. com/nychealingcollective.
Escobar, A. (2016). Sentipensar con la Tierra: Las Luchas Territoriales y la Dimensión Ontológica de las Epistemologías del Sur.
Hernández, L. (2010). Antes de empezar con metodologías participativas. Cuadernos Cimas, 31.
Illich, I. (1968). To hell with good intentions. Combining service and learning: A resource book for community and public service, 1, 314-320.
Kang, J. (2011). The Spectacle of Modernity: Walter Benjamin and a Critique of Culture (Kulturkritik). Constellations, 18(1), 74-90.
Lorde, A. (2018). The master's tools will never dismantle the master's house. Penguin UK.
Schinkel, W. (2015). The image of crisis: Walter Benjamin and the interpretation of ‘crisis’ in modernity. Thesis Eleven, 127(1), 36-51.
TEDx Talks. (2017, March 6). Planting the Rain to Grow Abundance | Brad Lancaster | TEDxTucson [Video]. YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=I2xDZlpInik
Watts, A (1965). The Veil of Thoughts. The Library of Consciousness. https://www.organism.earth/library/document/veil-of-thoughts
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