Sobre el género Agave

Agaves en el jardín botánico

El género Agave fue nombrado para una catalogación científica por el botánico sueco Carolus Linnæus en su libro Species Plantarum de 1753 en el cual reconocía a cuatro especies de Agave. Linneo dijo, "si ignoras el nombre de las cosas, desaparece también lo que sabes de ellas."

Sin embargo, ya para el s. XVI, un par de siglos antes de Linneo, el investigador, médico y botánico español Francisco Hernández ya había logrado una descripción occidental (u occidentalizada) del maguey:

Echa el METL raíz gruesa, corta y fibrosa, hojas como de áloe pero mucho mayores y más gruesas, pues tienen a veces la longitud de un árbol mediano, con espinas a uno y otro lado y terminadas en una punta dura y aguda; tallo tres veces más grande, y en el extremo flores amarillas, oblongas, estrelladas en su parte superior, y más tarde semilla muy parecida a la de asfódelo. Innumerables casi son los usos de esta planta...

Gracias a la clasificación ya existente que tenían los indígenas Franciso Hernández puede generar la descripción de algunos magueyes como el nequámetl o bebedor de miel; néxmetl, quámetl, hoitzitzílmetl, tapayáxmetl, acámetl, etc... Recordemos que METL en náhuatl quiere decir maguey.
(Ya le daré su necesario estudio aparte a la clasificación prehispaánica.)

Sir Joseph Dalton Hooker, director de Royal Botanical Gardens, Kew y buen amigo de Charles Darwin, dijo "de todas las plantas cultivadas, ninguna es más difícil de nombrar acertadamente que la especie Agave."

El agave, conocido coloquialmente como maguey, es una planta perenne, es decir que vive dos o más temporadas. Sus hojas, por lo general son suculentas —almacenan agua—, se arreglan en roseta siguiendo un espiral en el extremo superior de un tallo. Sus hojas tienen forma de finas o anchas espadas, a veces son delgadas como listones, otras tan anchas que fácilmente sostienen a un humano de pie. Su tamaño es muy variable, desde las que crecen apenas unos centímetros sobre el suelo o las que el apíce de su hoja más alta llega sin problemas a los tres metros. Los agaves son plantas monocárpicas, es decir que sólo tiene un único episodio de reproducción sexual antes de su muerte. El agave prefiere altitudes considerables para su desarrollo, entre los mil y dos mil metros sobre el nivel del mar, sin embargo puede ser encontrado a distancias no muy lejanas de la playa. El agave pertenece a una familia botánica extensa, misma a la que da nombre, Agavaceae

Desde 1915 Berger considera a México como centro de origen y distribución, misma que se extiende desde Utah, EUA, hasta Colombia. Y en 1920, Standley, en su publicación Árboles y arbustos de México propone la altiplanicie mexicana como centro de distribución, basado en el hecho de la gran riqueza de variedades en esta zona.

El agave es una planta con distinguido significado para los pobladores antiguos y actuales de la región que en tiempos precolombinos fue elocuentemente llamada Anáhuac, pues es una planta que ha sido aprovechada de muchas y diversas formas: vestido, alimento, techo, bebida hidratante, bebida embriagante, bebida ritual, calzado, alimento para bestias... Tanto significado ha tenido, que en la cosmología azteca fue digna para ser deíficada y convertirse en una planta diosa.

El estudio de las plantas del género agave y de su familia, de ninguna manera ha sido concluido. Diversos investigadores siguen buscando, definiendo y deliberando sobre los diferentes descubrimientos que día a día suceden en el campo.

Disfrutemos de los agaves —y de todas las plantas— ellas son la memoria histórica y cultural de nuestra Madre Tierra.

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